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1er. Encuentro Nacional de Masculinidades Cuidadoras y No Violentas en Colombia


Fotografía: Vicepresidencia de la República de Colombia. 12 septiembre/23


Es hora de un trabajo crítico en masculinidades en clave país.

(16 septiembre/23).


Ampliamos los agradecimientos por el encuentro en Medellín, ya que nutre expectativas a una apuesta por muchos años soñada: dialogar con un gobierno que reconozca que en Colombia venimos haciendo un largo trabajo en masculinidades en clave país, y que nos anima la perspectiva de darle un mayor horizonte político.


El gobierno puede ser interlocutor con nosotros porque hace ya muchos años venimos desde distintas experiencias, trabajando con hombres de todas las características. Urbanos y rurales, alfabetos y analfabetos, indígenas y afros, mestizos y blancos. Y hombres pacíficos y agresivos, parranderos y tranquilos, creyentes y ateos, de aretes y sin ellos, con cabello en moña y con quienes ya no lo tienen. En fin, a lo largo de 30 años con ellos y desde ellos. Aprendientes y enseñantes porque nosotros estamos en sus mismos lugares. Tan nosotros como ellos. Somos tan hombres del común como ellos, sino que por alguna razón alguna vez nos dimos a desandar hombrías aprendidas.

Entonces ahora tenemos 30, 23, 17, 10, 6 y 1 años en este explorar preguntas, dudar de viejas verdades, indagar teorías, crear pedagogías y técnicas de trabajo. Años que, si bien son individuales a grupos, ahora pueden ser colectivos ya que hoy, el reto es sumar porque ya es el tiempo.


Sumar que hemos hecho de aulas y calles otro lugar cuestionador, sumar que con talleres también y de muchas maneras, sumar danzando, y yendo con la guitarra al hombro, y sumar con faldas, con palabras en tertulia, conferencias y opiniones tejiéndose junto a un tinto. Sumar con tesis que cuentan haceres y pensares, y folletos y cartillas y textos que dan también lugar a la academia. Y poesías y memes, y carteles que han prestado también sus lenguajes. Y hasta con un porro eventual para conspirar cómo sería un país menos maluco.


De tantas maneras y colores hemos venido trabajando en medio de la guerra con los guerreros y los que la dejaron, con los de las cárceles y con los que deambulan callejeramente las calles, con pescadores y campesinos, y profes, y estudiantes, y con aquellos que espían en las esquinas y que alguna vez llegaron a una charla que les pareció bacana y se quedaron. Con tantos ellos.


Todos ellos con historias de tan nosotros que por eso le hayamos sentido a lo que hacemos; un trabajo a ras de sabernos cargando también equipajes de pasados no resueltos, palabras ahogadas y puños levantados muchas veces.

Por todo esto es que el trabajo de tantos grupos e iniciativas ha ido teniendo el tamaño de un país injusto, empobrecedor, violento, machista, pero justamente por ello es por lo que podemos y queremos dialogar de cara a una política de transformación cultural. Ya de tantas maneras lo hemos venido haciendo, pero ahora el reto es que estos logros subjetivos y de pequeños grupos, sumen para algo más estructural y de por lo menos, de mediano aliento.


Desde lo que hemos venido haciendo ya podemos dialogar con el país, y lo podemos hacer incluso con pensamiento propio desde el Sur latinoamericano, el originario, el afro, el mestizo, en clave decolonial. Y desde el pensar de los viejos, los jóvenes y los del medio en todas sus amplias diversidades. Y de las mujeres, claro. Nuestros enfoques relacionales han configurado nuestras agendas. El encuentro de Medellín da para poder decir que cuenten con este amplio nosotros.


Javier Omar Ruiz

Colectivo Hombres y Masculinidades.

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